20 años

Rosas rojas de un jardín. Amapolas deshojadas por el viento. Luces que se encienden y se apagan, al compás del corazón de un gorrión que se posa en las ramas del lejano nogal. Saltos de la primavera al otoño, del verano al invierno. Nieve sobre la cabeza y escarcha anclada en el alma. Hielo helador de los sueños, que apareces sutilmente bajo el manto de una ilusión. Pícaros ojos aquellos que se clavaron en otros. Pícaros labios aquellos que besaron la inocencia. Pícaro cuerpo aquel que asesinó de otro la pureza. Pícaro aquel que desapareció tras las cortinas del tiempo y se perdió. Y no volvió.

Dulces sabores que inundan el paladar de la juventud más temprana. Amargos dolores de alma que llevan a la desesperación. Y aquellos años 20 que nacieron anhelantes de amor, rebosantes de pasión, filtrados con alegría. Cariño de una niña perdida en su imaginación. Calor de un amigo que limpia lágrimas derramadas por nadie.

Lúgubres noches de invierno en la soledad de un hogar frío y vacío. Oscuras noches de pensamientos dolorosos, pensamientos impuros, pensamientos irracionales. Pensamientos únicos.