Venga, un poco más. No andas descaminado. Sólo un poco más. Ya has dicho algo, aunque no a mí, pero lo has dicho. A una amiga mía. Ahora sólo espero. Estoy esperando que me digas a mí que me has engañado durante dos años y que he sido tan idiota de tragármelo y enamorarme de ti. Sí, espero que me digas eso. En realidad sería hasta positivo. Sí. Si me dijeras eso, ¿sabes lo que sucedería? ¡Que me olvidaría de ti! Sí, aunque parezca increíble… ¡me olvidaría de ti! Me encuentro como en una espiral, dándole las mismas vueltas a todo, intentando adivinar qué te sucede… es como una espiral.
Pero no, ¡qué va! Continuarás sin decirme ni lo uno ni lo otro. «¿Me quieres?», «No puede ser». «¿Me has engañado?», «No, Tani, eso no». ¿Por qué demonios no te lo curras un poco y te inventas aunque sea una mentira? Dime lo que sea, ¡pero dímelo ya! Hay dos claves para olvidarte: saber qué sientes realmente y saber qué está estropeando poco a poco tu vida, consumiéndola como un cáncer.
No tengo más que decir, tan sólo unos versos, adaptado el adjetivo a ti, claro:
Mientras tanto pasan las horas,
sueño que despierto a su vera,
me pregunto si estará solo,
y ardo dentro de una hoguera.
(Extremoduro)
Foto: «Espiralespiralespiral», por Caótica