Libertad

Libertad, que caminas entre rosas abarrotadas de espinas. Que te persiguen como a criminal y te despojan de tu espíritu.
Libertad, que entre palabras de odio te levantas y nos traes la tranquilidad de la razón.
Que a pesar de los golpes, las humillaciones y las torturas, continúas viva incluso en quienes han muerto, aquellos cuyos cuerpos aún yacen perdidos en alguna tierra fría que los psicópatas no quieren remover.

Libertad, que a veces tienes miedo, y te escondes. Es normal, hay tanto dolor, tanto odio, tanta sinrazón.
Pero tranquila, que en esos momentos de desesperanza resurgiremos como nuevas raíces regadas por una lluvia pura, acariciadas por un aire nuevo.

Porque tú, Libertad, como la dignidad, como el amor, no puedes morir. Y ya sea en mí, en él, en ella, en nosotros o ellas, volverás siempre a la vida. Porque no puedes morir, porque eres inmortal, porque ninguna bala puede cruzar tu cuerpo etéreo. Porque estás siempre en el lado de los oprimidos, de las violadas, de los conquistados, de las sometidas, de quienes no tienen voz, pero sí palabra, de quienes se mueven aun sin piernas, de quienes te buscan sin cesar y te encuentran en el pétalo de una flor o en el canto de un pájaro.

Porque estás secuestrada y nosotros te liberaremos. Porque estás viva y nosotras no nos rendiremos.