Carta de España a Catalunya
Una vez más, el discurso del odio llegó para quedarse. Ese odio que desgarra el corazón, la razón, la humanidad, todo lo que tenemos en común y no dejan que florezca. De nuevo, el odio arrasa las calles con trozos de tela ondeando al viento y diciendo que yo soy mejor que tú solo porque a mi trozo de tela le falta una franja roja en medio del amarillo. Y la bomba estalla una vez más, y la clase política se remanga la camisa, se muerde el labio y sonríe ante nuestra autodestrucción.